África

Aunque geográficamente nacido en África, pues las Islas Canarias se encuentran a menos de 100 kms. de las costas africanas y a 1.800 kms. de Cádiz, es éste el continente que menos conozco.

Ya sea porque siempre quise salir de él porque la insularidad fue un coste muy alto que tuve que pagar durante mucho tiempo para desplazarme a Europa o porque simplemente le tengo mucho respeto a las enfermedades tropicales como la malaria, la fiebre amarilla o todo de tipo de parasitosis que se pueden coger en los países africanos, el caso es que nunca me he sentido especialmente atraído por el continente negro.

Es más los países que más conozco son Marruecos, Egipto, Sudáfrica y Namibia y a los que más tengo ganas de ir es a Angola y Cabo Verde. Como no me interesan los safaris ni soy cazador, no veo razones para viajar y exponerme voluntariamente a esos peligros.

Aún así reconozco que hay países fascinantes y que Egipto es una experiencia inolvidable: jamás olvidaré mi galope a caballo por las Pirámides de Egipto o Luxor y sus magníficos templos o las playas y las aguas del Mar Rojo o los zocos o mercados de El Cairo llenos de colores, aromas y sabores.

Marruecos es también otra experiencia vital con ciudades polvorientas como Marraquech, Meknés, Fez o recoletas como Tetuán…Tánger que ha evolucionado maravillosamente en los últimos 20 años como nunca antes en su turbulenta historia, Casablanca a donde llega un AVE que nada tiene que envidiar a los españoles, Rabat o Agadir tienen esa brisa atlántica que las hace semejantes por un momento a Canarias. La Cordillera del Atlas ofrece bellísimos paisajes a todos los turistas que las visitan.

Namibia es también algo como de otro planeta. Parece que el tiempo no ha pasado y se ha detenido. Windhoek es una capital en medio de la nada, que parece en principio una ciudad de provincias, pero según vas conociendo el país, te darás cuenta que tiene muchas posibilidades y que casi todo pasa por la capital. Sawakamund es otra experiencia al borde del desierto de Namib con esas dunas que parecen de otro planeta y que se mueven a diario. En todo el país se respira una especie de adoración por el libertador de la patria y todas las calles o avenidas principales tienen su nombre y por otro lado, hay como una añoranza hacia los tiempos de la presencia alemana o neerlandesa entre la población blanca que mantiene intactas tradiciones centenarias de esas lejanas tierras europeas en el Atlántico Sur.

Y Sudáfrica es el país más rico y pujante del continente, pero en donde hay unas diferencias brutales entre blancos descendientes de europeos y negros africanos y las mezclas de ambos, que dieron lugar a mulatos. Hay también muchos descendientes de hindúes, nepalíes o paquistaníes. Johannesburgo es una ciudad en medio del país como una mole de todo tipo de edificios, mientras que Ciudad del Cabo, por su posición geográfica privilegiada, es su antítesis.En ésta última o en sus alrededores hay de todo tipo de animales desde monos, elefantes, cebras a tiburones, focas, leones marinos y un largo etcétera y es para mí mucho más interesante que la primera porque hay muchísimas cosas que ver.

Pero una cosa tengo clara, si Egipto, Sudáfrica y Marruecos son los países más sucios y «peligrosos» a los que he viajado nunca, ¿cómo será el resto de países africanos?