Las Antillas Holandesas, también conocidas como las Islas ABC (Aruba, Bonaire y Curaçao) están en el Caribe muy cerca de las costas de Venezuela.
Lo primero que llama la atención al llegar, por ejemplo, al aeropuerto de Curaçao y salir fuera, es la extraña vegetación de cactáceas de gran altura que hay por doquier. También llama la atención que hablen perfectamente español, aunque en teoría no sea uno de los idiomas oficiales de la isla, que son el neerlandés y el creolle.
Sin embargo, cuando uno se adentra en la isla de Curaçao llama también la atención que Willenstadt, la capital, sea visitada por tantos transatlánticos enormes que parecen rascacielos al lado de los edificios coloridos de estilo colonial holandés que aún quedan en la misma.
La isla no es especialmente grande, pero tampoco pequeña y con sus 444 kms. cuadrados vale la pena alquilar un coche para explorarla. Yo esperaba mejores playas, ya que casi todas son de difícil acceso y más bien pequeñas en extensión, pero son más bien calas al más puro estilo mallorquín, pero con el azul, el sol y el color del Caribe. También me esperaba más de la comida, que no difiere mucho de la holandesa, es decir, las perennes papas fritas están a la orden del día.
Sorprende también que hay mucho venezolano (seguramente por la escasez de trabajo y seguridad que hay actualmente por la situación inestable de la vecina Venezuela) y mucho colombiano viviendo y trabajando en las islas. También otra peculiaredad es que tenga el antiguo florín holandés como moneda, pero con símbolos autóctonos en las monedas y billetes y que prefieran el dólar estadounidense como moneda de pago y que incluso en los cajeros automáticos, puedas elegir entre florines o dólares, pero no euros.
Sorprende entre la población cómo viven el Carnaval antillano en el que todos se disfrazan y salen a bailar a las calles dentro de unas carrozas enormes que deslucen un poco sus fantasías porque ocupan demasiado sitio en las vías con un recinto cerrado que no permite salirse de ese recorrido.
Es caro, no puedo decir que sea barato, pero es relajante y el factor del tiempo insular hace que uno se relaje a los pocos días, si se viene de un país europeo.
Yo desaconsejo viajar con Insel Air (la compañía aéra autóctona) porque está al borde de la quiebra y te cambia el billete la noche anterior comunicándotelo por correo electrónico unas horas antes. Para llegar a las islas, lo mejor es KLM o American Airlines y sugiero combinar el viaje, si va a ser largo con otra estancia en otro sitio del Caribe como Miami o Cuba o Puerto Rico o incluso República Dominicana.
Aruba es todavía más cara que Curaçao por los casinos que están llenos de estadounidenses que pagan en dólares y que encarecen todos los sitios a los que llegan por su ignorancia supina para distinguir la relación entre precio y calidad.
Bonaire es más para anclar yates y disfrutar del submarinismo y de sus playas impolutas.
También aconsejo sacar la visa electrónica por anticipado en internet para evitar colas al llegar al aeropuerto y entrar en las islas de manera relajada.
Las Islas ABC tienen un régimen político un poco curioso porque aunque declararon su independencia de los Países Bajos hace años, mantienen un status quo especial con la antigua moneda del país y el idioma neerlandés oficialmente y están por tanto en la EU, pero tampoco. Es decir, mantienen una cierta soberanía, pero los Países Bajos se comprometen a defenderla militarmente. Sus entradas vienen de las refinerías de petróleo en donde refinan el bruto que llega de Venezuela y el turismo fascinado por sus playas, yates, el surf, el submarinismo del increíble Mar Caribe.
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