En uno de los países más ricos del mundo por el oro negro que en los 70 hizo que un grupo de tribus nómadas o semi-nómadas sus jefes dejaran el pastoreo y se convirtieran en «soberanos» multimillonarios, lo que más sorprende es que están a nivel de libertades en la Edad Media…Jamás he visto algo tan denigrante para la mujer como el trato recibido hacia ellas por parte de los hombres…Es algo que llama tan poderosamente la atención que se te quitan las ganas de visitar el país por muy lindo que sea. Tiene muchísimas cosas, contruídas con el boom del petróleo que merecen la pena ser vistas, pero el curioso y a la vez creciente sentimiento de enfado, es en mi caso, superior a mi curiosidad.
Además, aunque seas hombre, si eres extranjero y encima infiel (no profesar el credo musulmán), te tratan especialmente de forma desagradable y arrogante. Esa sensación de que te están perdonando la vida, te acompañara en todo el viaje por el país por mucho que intentes borrar prejuicios de tu mente. Hasta en la compañía de bandera, Saudia, viajando en business, lo he experimentado.
Por muy bonita que sean Riyah, La Meca y Yeda, como ciudades y el desierto de Arabia (que tampoco son para tirar cohetes, salvo el desierto), a mí se me quitaron las ganas permanente de continuar el viaje. Además no puedes entrar en muchos portales de internet: la información está controlada al 100 %. Sólo puedes entrar en los portales que el Gobierno saudí te permita. Peor que en China y las fotos de mujeres (por ejemplo) con los hombros descubiertos: están trabajadas con photoshop para que no se los veas…
Así que si no tienes necesidad imperiosa de visitar este país y dejarte (tú y especialmente a las mujeres que viejen contigo) tratar constatemente de forma despectiva, además de tener que ver cómo tratan a los trabajadores invitados (Gastarbeiter que dirían en Alemania) que les hacen absolutamente todo lo que no hacen ellos porque son inmesamente ricos, no es un destino que recomiendo especialemente en estos momentos.
Repito: sólo con ver como tratan a las mujeres (que lo tienen todo prácticamente prohibido), a los infieles (que somos todos los que nos son musulmanes), a los extranjeros (aquí el desprecio que llega a la humillación lo he vivido viendo cómo tratan a una mujer infiel y encima extranjera) y especialmente a los nepalíes, paquistaníes o provenientes de India… y las dificultades para entrar y salir del país en inmigración, se te quitan para siempre las ganas de visitar este país por muy rico que sea. En este siglo XXI, un@ no viaja para ser humillad@ ni para sufrir o para ver sufrir a otr@s, a no ser que se tenga alma masoquista.
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