Macao

Quien no haya visitado la antigua colonia portuguesa de Macau (así se escribe en portugués) antes de que fuera devuelta a China por el Gobierno de Portugal y la visite ahora, pensará que siempre fue una ciudad bulliciosa, llena de luces, emergente y sobre todo moderna.

Mi primera imagen de Macao fue terrible. No sé si porque venía de un viaje en ferry de apenas 30-45 minutos del otro lado de la bahía y de una ciudad tan resplandeciente como Hong Kong o porque simplemente era el testimonio de la decadencia e indolencia del Imperio Portugués que languidecía más que nunca en esos momentos. Lo cierto es que me pareció mucho más decadente que Gibraltar en los años 80 del s. XX, cuando todavía no se había abierto la verja desde que la cerrara Franco en 1969. Las calles sucias y polvorientas, los casinos y prostíbulos de mala muerte, las tiendas de antigüedades llenas de un cierto polvillo secular sobre sus mercancías, los fumadores de opio y la indolencia de sus habitantes que ya apenas hablaban portugués, a pesar de que todo estaba escrito oficialmente en tres lenguas: chino mandarín, portugués e inglés y las pocas reliquias que sobrevivían de un pasado glorioso como la fachada de una iglesia levantada por los portugueses, los cuchitriles en donde comían y vivían sus habitantes, daban un cierto aire de indolencia a medio camino entre la saudade portuguesa y la dejadez china, me produjeron un desencanto que tardé en borrar de mi cabeza. Lo único que recuerdo positivo es un mueble chino antiguo y precioso que compramos en una tienda de antigüedades y que conseguimos que fletaran a mi casa en Europa por un módico precio y qie aún adorna una pared en un apartamento de mi propiedad. Era hasta peligrosa, recuerdo, porque parecía que había dueños territoriales de las mafias locales de las drogas, la prostitución y el juego que en cualquier momento podían sacarte un arma, si cruzabas una invisible línea roja marcada en algún lugar del pavimento por donde avanzabas.

Hoy Macao es otro completamente distinto. Es una ciudad pujante, luminosa, llena de turistas, sobre todo, chinos, que vienen a divertirse a los numerosos nuevos casinos que ha construido el Gobierno de Pekín como por arte de magia y cuenta con unas infraestructuras en puentes, hoteles, autopistas, nuevo puerto y feries, que nada tiene que envidiar a cualquier ciudad estadounidense de rango alto. Por paradójico que parezca, China ha conseguido en estos últimos 20 años que ha pasado a manos comunistas convertirla en el paradigma del capitalismo en China: es la nueva Las Vegas de Asia. Las inversiones han tenido que ser multimillonarias para conseguir hoteles de lujo inmensos (algunos de 4 u 8 torres de 40 pisos), puentes modernísimos encima del océano, autopistas de primer orden, medios de transporte excelentes y sobre todo, un conglomerado de casinos que imitan el glamour de Las Vegas y a veces, incluso, lo superan, con reproducciones de edificios de Venecia con canales y góndolas con gondolieri que te dejarán con la boca abierta.Y además dan trabajo a un montón de extranjeros que ganan más que en sus propios países por trabajos bastante placenteros. Además, por si esto fuera poco, no hay firma de lujo que se precie, que no tenga en uno de estos modernísimos centros comerciales que han construído en islas artificiales y naturales alrededor de Macao con tiendas de Gucci, Versace, Prada, Louis Vuitton, Givenchy, Zara, Armani, YSL, Chanel, Balenciaga, Tous, Tiffany’s, Chopard, Tom Ford y ese largo etcétera del lujo que no quiere perder un mercado de miles de millones de clientes como es el país más poblado del mundo. Si a todo esto añadimos luces de neones y LED y todas las iluminaciones de las tradiciones occidentales como la Navidad más el Año Nuevo Chino y otras, el resultado es una explosión de luces, colores, fantasía y lujo que hacen palidecer a la verdadera Las Vegas y a Disneylandia. Eso sí, los occidentales somos una minoría ridícula entre los visitantes. Así que si no te gustan los bulliciosos, maleducados y omnipresentes turistas chinos, evita ir a Macao porque no hay escapatoria.

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