La primera vez que fuí a Asia lo hice por casualidad: quería ir a un sitio en Navidades que no fuera Canarias y en donde hiciera sol seguro. La agencia de viajes me ofreció un billete barato a Tailandia y me dijo que me iba a gustar mucho el país porque lo tenía todo. El billete era de Biman, una compañía aérea de Bangla Desh que hacía escala en este paupérrimo país.Mi primera impresión de Dacca, la capital bangladesí fue un poco impactante, ya que todo el mundo me decía que yo era demasiado blanco para salir a la calle porque me iban a asaltar pidiéndome cosas. Nunca había pesnado que la blancura de mi piel me conllevara peligro alguno para mi integridad física. Pero los hechos me hablaron de otra cosa: apenas dejé el aeropuerto para pasear unos horas por Dacca, me empezaron a pedir de todo: dinero, comida, ayuda,…No resistí mucho tiempo y me tuve que apresurar para refugiarme en un edificio al que no pudiera entrar todo el mundo. De ahí nació mi expresión de «Esto es demasiado para un hombre blanco«…
Continué el viaje a Tailandia temiendo que se repitiera el asalto que viví en Dacca, pero al llegar a Tailandia todo era distinto. El aeropuerto Bangkok era supermoderno y superlimpio y la gente sólo me sonreía. Comenzó ahí mi flechazo por este país. Hoy Bangkok tiene incluso un aeropuerto nuevo y mejor y el país es uno de los siete tigres asiáticos junto a Taiwán, Singapur,Malasia, Hong Kong y Macao que se desarrollan a velocidades supersónicas.
Asia es un continente legendario y ofrece riquísima cultura y gastronomía única. Desde China, India, Tailandia, Japón, Camboya, Indonesia, Malasia, Sri Lanka, Islas Maldivas, Filipinas, Corea, Vietnam, Birmania a países tan diferentes a éstos como Kayikistán, Turkmenistán,Uzbekistán, Emiratos Árabes, Jordania, Israel, Líbano,…el abanico se abre hasta formas casi infinitas.