Nueva Zelanda

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A Nueva Zelanda llegué rebotado de Australia y esperaba ver kiwis (el animal y la fruta) por todas partes. Quería ver la tierra milenaria en la que se habían rodado todas las entregas de la versión cinematográfica de El Señor de los Anillos, pero tras la decepción sufrida en Australia, no esperaba mucho la verdad.

En cambio, me sorprendió la hospitalidad de sus habitantes y sus paisajes maravillosos y al ser mucho más pequeña que Australia, las distancias no eran tan largas y se podía uno relajar tras un largo viaje. Además la cocina no era tan pésima como la australiana.

Auckland es una ciudad bonita y para ser la capital de la isla septentrional está muy bien rodeada de naturaleza y a pocos kms. hay unas playas de hasta 90 kms. de largo. El problema nuevamente era el clima: si ese era el tiempo en verano, ¿Cómo sería en invierno? Siempre estaba nublado y lloviendo o lloviendo y encapotado con un rayito de sol. Eso hacía que te deseperaras.

Lo que sí me sorprendió es la naturaleza forestal de Nueva Zelanda: hay árboles de troncos y altura de 200 hasta 400 metros inmensos y helechos de hasta 6 metros de altura. Parece que uno está en otro planeta o realmente en la Tierra de En Medio de Tolkien.

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La impresión de estar en las Antípodas de España, es decir, en el punto más distante de España en este planeta y además en el punto en donde si dobláramos el globo terráqueo coincidiría con la Península Ibérica, era alucinante. Pero yo me esperaba otro clima y la verdad es que pasé frío y eso que era época estival. El clima es muy parecido a Alemania o Inglaterra y la mayoría de los paisajes con ovejas, lagos, ríos y vacas por doquier, me recordaban a Escocia, Irlanda o Escandinavia.

La isla del Sur con capital en Churchtown y la que se llega o volando o en ferry desde Wellington, es aún si cabe más sorprendente con glaciares, ríos y cascadas cristalinas y por supuesto un clima aún más terrible, parecía que estábamos en Escandinavia de verdad, pero en el otro extremo del mundo. Puestos a pensar, la verdad es que está tan al Sur como tan al Norte Escandinavia está en el otro extremo del planeta.

Aún así es un país fascinante y mucho más hospitalario y económico que su vecina Australia y no hay tanto bicho peligroso y también está mucho más respetada la cultura aborigen de los maoríes que la de sus congéneres australianos que prácticamente ha desaparecido por la exterminación del hombre blanco.