Un tranvía llamado «16»

A pesar de que el día de ayer, parecía un día anodino en Alemania, el destino volvió a sorprenderme de la manera más salvaje. Había pasado una mala noche, pues a causa de un dolor agudo, había tomado un medicamento con morfina bastante fuerte y aunque me había conseguido remitir el dolor, no pude apenas dormir. No tenía el cuerpo para salir de casa, pero decidí que no podía seguir atontado por ese medicamento y ese dolor y que había que hacer algo. Así que me dispuse a ir a hacer algo de compras con pocas ganas, pero con gran determinación. Salí de mi casa con mi adorable Boris, un chihuahua negro que tiene un carácter sumamente afable y vi que el semáforo que me permitía cruzar a la parada del tranvía que está justo en frente de mi casa, estaba en verde. Ni corto ni perezoso, crucé la calle y vi que hacia mí en sentido contrario, venía una joven con un cochecito de niño y que iba a cruzar las vías del tren también. No me percaté que el tranvía 16 que venía desde Bonn se dirigía en esos momentos a pasar por delante de mis narices y el conductor del mismo hizo sonar el claxon para que me diera cuenta. Mi susto fue grande porque al retroceder, el perro que iba en su bolsa, cayó a la vía del tren y yo me agaché inmediatamente al cogerlo porque ya estaba debajo del tranvía. El 16 me dio un golpe en la pierna y en la cabeza que me dejó aún más atontado, pero pude ver que...