Dimitir es un nombre ruso

Parece que los españoles no hemos aprendido a vivir con gobiernos en coalición como en muchos países de Europa. En Alemania, país en el que resido habitualmente, es algo de lo más normal. Y tan normal es que Angela Merkel lleva gobernando en coalición con sus rivales políticos varios años y es que la CDU (algo parecido al PP español para que nos entendamos), se tuvo que aliar con el SPD (lo más parecido al PSOE español) para no tener que repetir más elecciones porque nadie obtuvo mayoría absoluta en las pasadas Elecciones Generales. Claro es que un gobierno de unidad nacional no se ha dado todavía en España en democracia y resulta inaudito que el Sr. Rajoy se enroque y quiera seguir siendo Presidente del Gobierno sin haber obtenido ninguna mayoría absoluta ni en las Elecciones Generales del 20-D ni en las del pasado 26-J. El problema no es sólo ése. El mayor problema de la democracia española de los últimos años es que dimitir es un considerado como un nombre propio ruso, similar a Demetrio y algo alejado del santoral español. No existe ni siquiera la consideración de dimitir después de los numerosos escándalos políticos en que ha estado involucrado el PP con Mariano Rajoy a la cabeza. Esto es imposible de entender y de asimilar en democracias maduras como las de Alemania o del Reino Unido o países escandinavos. Creo que si Rajoy considera que su partido ganó en la última convocatoria electoral y debe formar gobierno o por lo menos intentarlo, debe de ver todo desde el punto de vista de su partido y no...

Serbia

De la antigua Yugoslavia y las seis repúblicas en que se convirtió tras la guerra que desintegró este país europeo, es Serbia la que se considera heredera de la misma. Sorprende al llegar a Belgrado (que significa ciudad blanca) que los serbios sigan siendo tan nacionalistas y tengan banderas y símbolos de la gran Serbia por doquier. Pero más aún sorprende que sigan viviendo aislados y que aunque se han modernizado mucho desde la última vez que los visité, sigan algunas tiendas que parecen del periodo comunista. Tengo la impresión de que los serbios son los más irracionales de los Balcanes. Hay que tener mucho ciudado con lo que se dice para no ofenderlos. Me sorprende que convivan ambos alfabetos en la nomenclatura de las calles y avenidas. Tanto el alfabeto cirílico como el alfabeto latino son usados indistintamente en los letreros y tengo la sensación de que el latino va ganado terreno. Es Belgrado una ciudad que si se integrara el país en la Unión Europea, recibiría a bien seguro fondos para restaurarla y devolver su antiguo esplendor. Me parece muy mal aprovechado el paso del Danubio por la ciudad, apenas hay terrazas o vistas bonitas sobre él y francamente parece que han dejado la parte más fea de la ciudad con vistas al gran río. Comparado con Viena o Budapest que precisamente vuelcan su ingenio para aprovechar el caudal del Danubio y proyectar la ciudad con el río y a través del río, Belgrado creo que vive de espaldas al mismo. No sé si voluntaria o involuntariamente, pero sorprende la constatación de este hecho. La frontera natural...

Chequia o República Checa

  Con la caída del Muro de Berlín en 1989 llegó una revolución al Este de Europa. Pocos países cambiaron sus fronteras pacíficamente. Con la Guerra de los Balcanes que desintegró a la antigua Yugoslavia (Eslavia del Sur, según su significado) en seis repúblicas independientes: Serbia, Montenegro, Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina y Macedonia, además de la inestabilidad de una república más, Kosovo, no reconocida por todos los países de Europa, también llegó la desintegración de la antigua U.R.S.S. (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y de la Unión de Repúblicas renacieron antiguas naciones como las Repúblicas Bálticas (Estonia, Lituania y Letonia) y recobraron la suya: Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, Azerbayán, Armenia, Kayikistán, Usbekistán, Chechenia y un largo etcétera de repúblicas con regímenes postcomunistas y/o petroleros que las mantienen en un segundo plano en cuanto a democracia y que saltan a las portadas de los diarios cuando vuelven a haber nuevos capítulos de las numerosas disputas territoriales entre ellas. Pero la antigua Checoeslovaquia decidió separarse o mantenerse unida con un referéndum que finalmente se decantó por la escisión. Desde ese momento reancieron dos naciones: Chequia o República Checa y Eslovaquia. El reducir prácticamente a la mitad su superficie por la separación, no ha restado un ápice de interés a Chequia. Su centro neurálgico sigue siendo sin duda, Praga, la antigua capital del país escindido y que conserva un patrimonio cultural y arquitectónico único en el mundo. Es una de las ciudades más bellas del mundo y cada vez que la visito es un placer ver que está más bonita. El resto del país está -digámoslo así- eclipsado por la belleza de Praga y...