¿Chanel n° 3 o n° 1?

El reciente Festival de Eurovisión 2022, celebrado en la ciudad italiana de Turín en mayo pasado, ha provocado un río y casi una catarata de noticias que aún no cesa, pero cuyo cauce, de momento, parece menguar.

Es por tanto, el momento idóneo que necesita cualquier buen periodista para escribir y publicar un artículo sobre este tema candente con la frialdad de la distancia en el tiempo y en es espacio y así poder ser más objetivo en sus opiniones De todas maneras, las opiniones son siempre personales y por tanto, subjetivas.

Pero, primero ordenemos los hechos de manera cronológica para hacernos una idea del terremoto mediático que ha sacudido a los eurofans.

Primero, vayamos al Benidorm Fest que ya en enero de este año, creó mucha polémica y que cumplía dos objetivos bastante claros:

1°) por un lado, recuperar aquel mítico Festival de Benidorm, que hacía años que no se celebraba y que nació en 1959 por el empeño de un alcalde de la localidad, Pedro Zaragoza, que viajó montado en su Vespa hasta el Palacio de El Pardo para convencer a Franco de las bondades que el turismo ofrecía a la paupérrima economía española del momento y permitir el uso del bikini para atraer el turismo europeo y que llevó al cine en un cortometraje en clave de comedia, Óscar Bernacer en la plataforma Verkami financiándolo con micromecenazgos en 2014, precisamente con ese nombre Bikini y que puedes ver aquí abajo para ponerte en antecedentes sobre el Festival de Benidorm.


2°) por otro lado, ser al versión española del Festival de San Remo (desde 1951) italiano o Melodifestivalen sueco (desde 1959), que son los festivales en los que se eligen a los representantes nacionales para el Festival de Eurovisión desde hace muchos años.

El Benidorm Fest 2022 ha sido todo un acierto y marcará un antes y un después para los eurofans.

He de decir que ambos objetivos han sido superados y con creces en esta edición del Benidorm Fest. Ha sido un éxito rotundo de RTVE y de las autoridades locales benidormenses, alicantinas y valencianas y la edición de 2023 ya promete. También la repercusión mediática que ha tenido en toda Europa ha sido fantástica porque por fin RTVE se ha tomado muy en serio la preselección del representante de España en Eurovisión y he de decir que más vale tarde que nunca.

Se ofreció una preselección entre cientos de canciones presentadas de bastante alta calidad y con propuestas muy diferentes e interesantes por internet, que reflejan lo poliédrica que es la música en estos momentos en nuestro país. También hubo un jurado profesional que demostró que tenía razón con su existencia y su elección, a pesar de las numerosas polémicas surgidas especialmente con los fans de los candidatos que quedaron segundos y terceros de acorde a los resultados finales.

La inmensa mayoría de éstas polémicas fueron un simple derecho al pataleo por no aceptar que quien ganó la preselección española (Chanel y su SloMo) eran, sin duda alguna, el paquete completo óptimo y la mejor opción en todos los aspectos: vocal, coreográfico, visual y sobre todo, modernísimo con una calidad que asombraría más tarde a toda Europa recibiendo elogios unánimes de todo el planeta. Este pataleo continuo que todos los años lleva al eurodrama hizo pasar muy malos e injustificados momentos a Chanel que tuvo que retirarse por amenazas e insultos de algunas redes sociales y capitalizó debates políticos sin precedentes, añadiendo un plus de dificultad y peligrosidad a su candidatura. Estas voces polémicas y racistas quedaron apagadas cuando el resto de redes sociales europeas y mundiales empezaron a felicitar a España por su acertada elección y la ponían ya como favorita sólo a la vista del vídeo final de Benidorm Fest 2022, que podemos ver aquí abajo:


Sus primeras reacciones al ser elegida, hablaban ya de una artista y persona muy auténtica y muy agradecida como podemos ver en este otro vídeo:

Y a partir de ahí empezó su camino lleno de rosas y por tanto, no exento de espinas…por aquello de que no hay rosas sin espinas.

El camino de esta mujer, nacida en La Habana (Cuba) y la que su madre, con mucho acierto, decidió poner el nombre de la diseñadora francesa, Coco Chanel, pasó de ser una perfecta desconocida en España (sólo se sabía de ella en el mundillo de los musicales y había tenido algunos papeles como actriz en varias películas y en varias series de tv como pueden ver aquí abajo:) a ser el perejil de todas las salsas en todo el mundo.

Pero, en su camino vital anterior, cuando dejó su Cuba natal y se vino a un pueblo de Cataluña, Olesa de Montserrat con apenas tres años, de donde era originaria su familia paterna, ya había sufrido racismo y bullying por su acento y el color de sus piel en la escuela. Pero, una nativa de Leo como Chanel lo tenía muy claro y desde muy temprana edad se ha ido preparando tomando clases de canto y actuación y también de ballet con los mejores y siendo una adolescente se traslada a Madrid para empezar a despuntar en diversos musicales.

El resto ya lo conocemos: a finales de enero de es elegida para representar a España en Eurovisión 2022 y con ello comienza un tsunami personal y profesional que arrasa a donde quiera que vaya: Gran Canaria, Portugal, Ámsterdam, Londres…Y cuando llega a Turín ya tiene estatus de favorita y la gente la detiene para vitorearla por la calle y cuando ensaya todos cantan y bailan con ella.

Yo, personalmente, tuve un pálpito y aunque en principio, no iba a asistir a la Gran Final en Turín, porque aún me estaba recuperando del cansancio del COVID-19, decidí en el último momento ir en coche desde Colonia (Alemania) porque tenía la sensación de que no podía perderme un triunfo de España después de haber visto de todo en mis últimos 40 años asistiendo al Eurofestival.

Aún sé cómo llegue sano y salvo a Turín porque recorrí las autopistas que separan Alemania de Italia a gran velocidad y tuve algún que otro accidente al desviarme involuntariamente por Francia, después de decidir visitar a mi prima en Luxemburgo. Mi viaje estaba planeado por Suiza y ya había pagado incluso la viñeta de 2022, pero al programar nuevamente el navegador de mi teléfono móvil al salir de Luxemburgo porque la batería se había agotado la noche anterior, no me di cuenta que éste buscó una ruta más corta en teoría por Francia en lugar de Suiza y esto me hizo perder mucho tiempo pues no conocía la ruta, pagar muchos más peajes y tener un pequeño accidente por intentar adelantar a dos camiones y sus conductores no dejarme pasar para entrar antes a un túnel. Bueno, en resumidas cuentas, que tuve que llegar a Italia entrando por el Mont Blanc, que era precisamente lo que quería evitar por lo lento y lo costoso (más de 47 € por atravesarlo en una sola dirección y encima estaba en obras por lo que no podías ir a más de 60 km/h) y al llegar a Turín después de un viaje de casi 1.000 kms. dejé mis maletas en el hotel y me tomé un taxi directamente hacia el Pala Olímpico Alpitour para asistir a los ensayos y luego a las Semifinales. Aquí podemos ver un vídeo desde el punto de vista del público, que aunque no tiene mucha calidad técnica, puede contribuir a que se hagan idea de lo que se avecinaba…

Mi estancia en Turín fue un poco agridulce porque por un lado, me agriaba el carácter lo mal señalizado que estaba todo en los autobuses, el tranvía y el metro porque ni las paradas tenían sus nombres ni los conductores de los transportes públicos se esforzaban por decirlos y casi no había información de ESC 2022 por ninguna parte ni pantallas gigantes de tv como en otras ciudades en las que había asistido al Eurofestival y la policía local estaba muy mal organizada porque no habían previsto la magnitud del evento y sufrieron de lo lindo para mantener el orden en el Eurovillage cuando la masa de público enfurecida intentó entrar al mismo tiempo por varios sitios después de varias horas de espera y caos y que además estaba muy lejos de donde se celebraba el evento. También los presentadores de las Semifinales y la Gran Final no eran neutrales cuando presentaban las canciones, Laura Pausini, Alessandro Cattelan y especialmente Mika mostraba su apoyo total a Ucrania y eso me parecía increíble porque es cantante y sabe que es un festival de la canción y no de la solidaridad y debe de ganar quien lo haga mejor en un escenario y no quien esté perdiendo una guerra atroz por muy cruenta que ésta sea. Había muchos fallos en el escenario y en la organización y poco a poco, los propios turineses me iban diciendo que aterrizara porque estábamos en Italia y que eso era típico de este país.
Pero me endulzaba el carácter el ver que cada vez que actuaba Chanel en los ensayos el público se levantaba entusiasmado y coreaba la canción y bailaba con ella y su SloMo y que se venía abajo el Palla Olímpico Alpitour cuanto más cerca estábamos de la Gran Final y Chanel y sus bailarines perfeccionaban y mostraban algo más de su canción y su actuación. Me sorprendió la reacción de mis compañeros periodistas en la sala de prensa: todos aplaudían a rabiar antes, durante y después de los ensayos de España y la vitoreaban ya como posible ganadora. Eso no lo había visto antes nunca con España. Por un momento, creí que realmente íbamos a ganar. Además los turineses eran muy amables y se entregaban en ayudarte a encontrar lo que fuera y te decían que la ciudad estaba casi muerta por la pandemia y que había sido maravilloso que se celebrara allí ESC 2022. Eso unido a las divertidas anécdotas que tuve con otros eurofans y la buena cocina italiana, me fueron haciendo otras cosas imperdonables como que en casi ningún sitio hubiera wi-fi.

Y de pronto, llegó el sábado de la Gran Final y ya casi no dormía de los nervios de querer estar en todos sitios. Todos los que habíamos visto la actuación para el Jurado, que era el día anterior, sabíamos que España podía ganar porque estaba entre las favoritas y había hecho una actuación impecable. El sábado también se celebra una gala para que pueda asistir toda la familia a eso de las 13 horas y los que fueron, porque yo no tenía el don de la ubicuidad, me dijeron que con Chanel el palacio olímpico se vino abajo y que el público fuera o no hispanohablante la coreaba y bailaba con ella y que había sido algo mágico e inolvidable. En el mismo hotel en donde me hospedaba estaba Ronella, la representante de Albania, que no había pasado de la primera Semifinal a la Final y aunque estaba un poco enfadada, me dijo que su favorita era, sin duda alguna, Chanel y España.

 

Ese día no sabía si descansar más para resistir mejor el tute que iba a ser la Gran Final o dedicarme a pasear por la ciudad de Turín para relajarme. Opté por lo primero: yo siempre primero nunca secundary.

 

Todos los cantantes de otros países a los que se les preguntaba por Chanel tenía palabras muy similares: es muy amable, baila y canta como ninguna y va a quedar muy bien…Aquí un botón de muestra:

Lo que me empezó a molestar es que la televisión anfitriona, la RAI saliera desde el primer momento alguien vestido con un atuendo imposible con la bandera de Ucrania y que este personaje formara parte del jurado profesional de Italia y que desde el minuto 1 dijo que tenía que ganar Ucrania. Cristiano Malgioglio era un comentarista de la RAI que sólo despotricaba de Chanel cada vez que podía. En la ciudad de la vecchia signora (así se llama a la Juventus, equipo de fútbol de Turín), éste se convirtió paulatinamente en la signora vecchia porque no tenía criterio musical ninguno, a pesar de ser compositor y sólo se dedicaba a decir lindezas como que «debería de ganar el cantante de Estonia porque era más atractivo» y además añadió que «era un cowboy moderno y que él se ofrecía voluntariamente para ser montado»…Yo estaba muy atento a la Gran Final, pero no podía concebir que en un tv pública, una persona que estaba pagada por todos los italianos dijera tantas incongruencias una detrás de otra y cuando empezó a decir que no votaran por Chanel porque é una Jennifer López di sconto («Es una Jeniffer López de descuento/saldo») me saltaron todas las alarmas. Había un mezcla de misoginia y envidia en sus comentarios y cada vez que podía atacaba directamente a España y contaba sus proezas sexuales con sus numerosos amantes por toda Europa…Un impresentable total que no dejaba ni hablar al resto de comentaristas. Vamos un personajillo que padecía el Síndrome que yo he bautizado como Very glad to meet myself Syndrom. La cosa siguió escalando y pidió públicamente que no votaran a España en repetidas ocasiones, que debería de ganar Ucrania por la guerra o el Reino Unido porque el artista era muy guapo con esa melena rubia o Suecia porque la cantante era maravillosa. Sus gustos cambiaban según bebía y bebía y de pronto dijo que tenía que ganar Italia y que volvió a repetir que no debería de ganar España para ello. Mi indignación fue creciendo a velocidad de crucero. Tuvo que pedir perdón a los pocos días, pero a mí no me convencieron sus palabras. Aquí las dejo para que puedan juzgar Vds. mismos:

La Gran Final comenzó con un versionado de una canción de The Beatles (All we are saying is give peace a chance!) desde una plaza de Turín, en vez de elegir un tema italiano lo que presagiaba ya lo politizado que iba a estar esta edición y continuaba con un número de Laura Pausini desde el Pala Olímpico de la misma ciudad. El director del evento, Duccio Forzano, no creo que hubiera previsto tantos errores garrafales: malas tomas de cámara, mal sonido, fallos de los presentadores, partes del escenario que no funcionaban. Por fortuna, muchos de ellos no se verían en la pequeña pantalla porque el Festival de Eurovisión televisado, es decir, el que ven la inmensa mayoría de los teleespectadores (unos 300 millones en directo y 1.000 en diferido) en las pantallas de nuestros televisores, sean del tamaño que sea, no tiene nada que ver con el que ve la inmensa minoría de espectadores en directo (unos 25.000 con el aforo casi lleno). Las cámaras sólo enfocan una parte del escenario inmenso en donde tiene lugar la actuación de cada representante nacional y sólo se ve eso: ese ángulo. Rara vez hay tomas generales de todo el escenario y del público.

Para mí con la trayectoria de alguien como él que ha dirigido seis festivales de San Remo con total profesionalidad este ESC 2022 se le grabara en la memoria por cometer errores de principiante. No me emocionó, como casi siempre hace, la presentación de Italia como anfitriona: había tantas formas de presentar a uno de los países más bellos y completos del mundo en donde casi todo es arte: moda, arquitectura, poesía, escultura, gastronomía, cine, etc.,…No presentó para nada a un país, patria de la ópera y de cantantes maravillosos y lleno de referentes en todos los campos de la cultura desde Luciano Pavarotti a Raffaella Carrà, pasando por Adriano Celentano, Gina Lollobrigida, Lucchino Visconti, Mina, Anna Magnani, Eros Ramazzotti, Sophia Loren, Leonardo da Vinci, Maria Montessori, Marcello Mastroianni, Rafael, Patty Pravo, Miguel Ángel, Domenico Modugno, Tintoretto, Puccini, Giorgio Armani, Monica Vitti, Gianna Nannini, Versace, Ornella Vanoni, Veronese, Donizetti, Brunelleschi, Monica Bellucci, Rossini, Gianni Morandi, Roberto Benigni, Vivaldi y un larguísimo etcétera. Desaprovechó una oportunidad única de presentar al mundo a Italia como un país imprescindible cuando hablamos de cultura y sobre todo, cuando hablamos de música. En resumen, tuvo una realización mediocre de un evento que va a poder dirigir una vez en la vida y no mostró todo su talento y posibilidades. No sé qué hubiera pasado si se hubiese celebrado en Roma o en Milán o en la propia San Remo, ciudades que parecían mejor preparadas para el evento, pero a Turín le vino muy bien como inyección económica y por la visibilidad que le dio.

La Gran Final siguió avanzando con la parada de banderas de los 25 países participantes este año en este 14 de mayo, que se habían clasificado para ella (10 canciones salieron de la 1ª Semifinal, celebrada el martes, 10 de mayo y otras 10 salieron de la 2ª Semifinal, que tuvo lugar el jueves, 12 de mayo y las otras cinco fueron directamente a la Final porque pertenecen al TOP 5, que son los países que tradicionalmente más aportan económicamente al Eurofestival y que son los países más grandes y ricos de la Unión Europea: Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España).

Pasaron 16 minutos hasta que empezara realmente el Festival de Eurovisión 2022 y el pistoletazo de salido le tocó darlo a Chequia con el potente grupo Lights Off y su Where are Domi? que usaron el conocido icono italiano del David de Miguel Ángel para construirlo y deconstruirlo en la pantalla de fondo con una potente actuación. El público empezó a corear su estribillo y eso era un buen signo. La segunda actuación le tocó en suerte o digamos en mala suerte porque es un puesto muy poco favorecedor a la hora de las puntuaciones a Rumanía y a su carismático cantante WRS y Llámame y el estribillo más escuchado en todo el ESC 2022 con su Hola mi bebebé, llámame… y que parecía que había tomado recorte de la actuación de su admirada Chanel porque había algunos movimientos que parecían copiados, pero aún así levantó pasiones entre el público, a pesar de que sus bailarines y bailarines y sobre todo él mismo no lo hicieron perfecto. Mientras el dron llamado Leo nos seguía mostrando partes de Italia como Caserta, Le Castella o Génova, le llegó el turno a nuestros vecinos ibéricos. Portugal tuvo una puesta en escena muy atípica ignorando al público por completa y con la cantante Maro entregada y volcada hacia sus otras acompañantes cantando como no podía ser otra cosa su Saudade, saudade. Le toc´´ó el turno a Finlandia y su Jezabel cantada por The Rasmus, que pasó un poco desapercibida, ya la actuación de Suiza con Marius Bear y su Boys do cry marcó un punto culminante de la noche porque tal vez fue la balada más bonita de la noche y el público así lo sintió. Salvo que se atrevió a salir casi solo al escenario y lo arriesgó todo a su presencia en el mismo a lo Salvador Sobral y se equivocó en su elección. Con el sexto país in gara como dirían los italianos, le llegó el turno a uno de los países del TOP 5, Francia que este año se decidió por algo en celta y que recordaba a las Tanxugueiras y su Alvan & Ahed y su Fullen no aportaron nada nuevo a la noche, salvo como se encargó de recalcar una y otra vez el comentarista italiano, Cristiano un bello cantante. Le llegó el turno a Noruega con los Subwoolfer y su Give that wolf a banana y una de las actuaciones s más friereis de la noche. En el octavo puesto actuó la representante de Armenia Rosa Linn con su Snap y por fin, llegó el momento de ver in bocca al lupo (en la boca del lobo) a una de las favoritas como era Italia, que casualmente actuaba delante de España. Mahmood e Blanco (en la vida real Alessandro Mahmud y Riccardo Fabbricone) partían como favoritos y fueron recibidos por el público presente en el Pala Olímpico de manera unánime: con una ovación. Además la RAI hizo una pausa -bastante intencionada por cierto- para presentar unos dos minutos de lo que habían sido las dos Semifinales anteriores y precisamente la aprovecharon para hablar de las bondades del lenguaje italiano de gestos y promocionar de una manera descarada a sus representantes. ¿Por qué no hicieron esta pausa antes?.

Los cantantes italianos habían insinuado que saldrían desnudos y Mahmood (hijo de un egipcio y de una italiana que ya había quedado segundo en ESC 2016) sorprendió por su elegancia totalmente en negro y dejó de lado su conocida extravagancia, pero Blanco no hizo lo mismo y primero entró a destiempo y con muchos movimientos desacompasados y parecía querer interpretar el tema Brividi con más fuerza y más entregado, pero la sobriedad de mahmood no le ayudaban en nada y parecía que tenía ataques epilépticos en vez de sentimiento en una canción bellísima que el público se sabía de memoria. No, no consiguió que nadie se creyera una historia de amor entre ellos como rezaba el estribillo ni que nos dieran los escalofríos del título, porque no hubo ni abrazo, una caricia ni un beso creíble en toda su actuación. Para mí fue un alivio porque sabía que ya no iban a ganar y eran los grandes rivales de Chanel y de España.

Las imágenes de Italia que nos presentaba Leo, el dron siempre intentaban tener algo de relación con el país que iban a introducir, así Portugal (un país navegante) tuvo imágenes marítimas de Génova, Finlandia montañas y lagos nevados, pero hasta en esto parece que los italianos no jugaron limpio ¿por qué que tienen que ver las imágenes alpinas de Alana Valsesia con España y con Chanel? Pero, en fin, llega la mami, la reina,…Y Chanel empezó su actuación in crescendo y fue a más y a más y el público enloquecido la coreaba y bailaba con ella…Fue una actuación pluscuamperfecta (más que perfecta): algo único e increíble y que quien lo vio en directo no olvidará el resto de su vida. Sus palabras y sus gestos de incredulidad cuando terminó lo decían todo: recibió una ovación y sólo acertó a decir gracias en español y aquello de I’ll never forget this for the rest of my life. Incluso las cámaras de la RAI se alejaron en uno de los momentos cumbres de su actuación en el momento que perreaba y tenía que levantarse que es cuando todo el mundo se rinde y dice que es imposible bailar y cantar así al mismo tiempo. Pero, aún así y después de tantas zancadillas en el camino, fue algo inolvidable y la mejor actuación de España en toda la historia de Eurovisión. Se comió la actuación anterior (Italia) y posterior (Países Bajos) y dejó a todo el mundo con muy buen sabor de boca y hablando de ella todo el rato como la favorita. Fue como su lugar en el escenario: una actuación de 10.

Ya había pasado una hora desde el inicio de la Gran Final y la 11ª canción y actuación correspondió a los Países Bajos con De Diepte (la profundidad) cantada en neerlandés y por muy profundo que quisiera cantar S10, sólo lo entendieron los que hablan este idioma imposible de pronunciar y ésta fue sólo un paréntesis para escuchar a la otra favorita, la canción de Ucrania.

Kalush Orchestra y su Stepanya y sus locos ritmos étnicos consiguieron la solidaridad de toda Europa cuando al final de la canción su cantante principal dijo: Please help us, Mariopol. La verdad sea dicha y aunque la canción no es de las mejores que se oyeron esa noche ni de las que ha enviado Ucrania al ESC, sí tenía un cierto ritmo étnico y tuvo las mejores tomas de cámara (no sé si intencionadamente o no) la noche con manos blancas como hologramas por doquier…

Tras Ucrania le llegó el turno a otro de los TOP 5 (el penúltimo), Alemania que venía con una canción preciosa y por primera vez con un chico mulato, Malik Harris que además de componer la canción Rockstars, la cantaba. Decidió ser el chico orquesta y lo hacía todo en el escenario y ir vestido de andar por casa y metió la pata hasta el fondo porque perdió todo el glamour que había conseguido anteriormente en los ensayos y fue muy injustamente castigado luego en las puntuaciones. Inmediatamente después le llegó el turno a Lituania, con una cantante, Monika Liu, musicalmente muy sólida y que se notaba que venía de estudios en un conservatorio, que simplemente ataviada a lo Mireille Matthieu y sola en el escenario, defendió y muy bien en nada menos que lituano, una canción, Sentimentai, que se coló en la Final, cuando nadie creía que lo iba a hacer y que al final resultó una de las mejor estructura musical de todo el ESC 2022.

Le llegó el turno luego a dos países con buenas canciones como Azerbayán y su canción Fade to Black y Bélgica y su Miss you y con solistas masculinos(Nadir Rumtamli por el país asiático y Jérémie Makiese por los belgas) con excelentes registros vocales, que corrieron muy diferente suerte en las votaciones finales, seguramente por el color de piel del belga. ¡Nunca ha ganado un negro, aunque parezca mentira! (Hubo un mulato miembro del grupo ganador por un país Báltico hace muchos años)

Tras la pausa aprovechada por Mika y Laura Pausini para hacer propaganda del CD y el DVD de esta edición de ESC 2022, le llegó el turno al último bloque en donde había canciones bastantes depresivas como la de Grecia y su Die together con la cantante seguramente peor vestida y la peor puesta en escena de todo el festival y que seguramente sólo ella entendió, Amanda Georgiadi Tenfjord y que todavía no sé cómo se llevó tantos puntos en las votaciones posteriores. Y tras ésta para no salvarnos del sopor llegó el trío femenino hermanas Systur con Með hækkandi sól (algo así como Con el sol saliendo) una especie de balada country que hablaba de lo que viene después del más oscuro invierno y que fueron francamente una sorpresa que pasaran a la Gran Final. Pero, también acabaron pidiendo paz para Ucrania.

Después de estos dos tostones, Moldavia (cosa que le vino muy bien al siguiente participante) que aportó frescura y otro ritmo más étnico con el Trenuletul (en referencia a un supuesto tren entre Chisinau y Bucarest, dos capitales que hablan el mismo idioma). Fue muy bien recompensada en las votaciones finales.

Tras Moldavia, pareció un tobogán de favoritas con Suecia y su cantante, Cornelia Jakobs, que se arriesgó mucho en el escenario saliendo sola y descalza y sentada en el mismo, pero con una canción (Hold me closer) muy bien construída y ella lo sabía y quiso darle el tono de un himno y realmente le salió muy bien pues fue bastante coreada por los eurofans de todos los países y especialmente los suecos que esperaban ganar e igualar el récord de Irlanda con siete victorias. De todas maneras, fue también muy bien considerada en los votos de toda Europa. Sin recuperarnos del impacto de la excelente interpretación sueca, le llegó la ocasión a Australia con las apariciones de Mika y su pretendido buen humor y nos topamos con el único cantante (Sheldon Ridley) que se empeñó en cubrir su rostro, cuando después de dos años de pandemia, todo el mundo se quería quitar la mascarilla, en toda su actuación que evidentemente no fue lo mismo (Not the same era su revelador título) hasta el final de la canción con la puesta en escena más barroca de todas.

Laura Pausini nos trajo el Volare de Domenico Modugno, que aunque no ganó Eurovisión en 1956, es la canción más conocida del Eurofestival cantando a capella con el público del Palla Olímpico de Turín y dio así paso al último TOP 5, el Reino Unido y su sobrevalorada Spaceman cantando por Sam Ryder, que salió ataviado con una espacie de mono bordado en pedrería con estrella y planetas (esperemos que no sea de Palomo Spain) y que se limitó a interpretar con la buena voz y la buena planta que tiene su canción, sin hacer ningún esfuerzo adicional que yo haya visto. Pero, es rubio, blanco y guapo y eso vale y mucho.

Alessandro Catelan y Mika nos mostraron parte de la green room, que este año si era verde de verdad, ya que pusieron muchas plantas a su alrededor, pero Mika se equivocó tres veces y garrafalmente confundiendo al cantante de Rumanía con España y dando paso a la siguiente actuación, cuando iban a hablar la banda de Ucrania y dio lugar al siguiente país que él dijo «Holland» (éste no es ningún país, sino una región de los Países Bajos, que ya habían actuado) y era «Poland. Polonia contó este año con un cantante, que además de ser increíblemente bello, Ochman y que se atrevió con su River a una puesta en escena muy acuática y que tiene una voz impresionante y contaba entre los favoritos, pero se desinfló desgraciadamente en las votaciones.

Y llegamos a las dos últimas canciones de la Gran Final de 2022 y Serbia nos trajo con su Konstrakta y su In corpore sano la canción más friki de esta edición y el numerito de la palangana en directo consiguió en las votaciones auparse a un puesto altísimo para una canción simpática, pero sobrevalorada. Y para rematar llegó Stefan para Estonia y su Hope, que nadie sabe cómo consiguió esta balada con sonidos de western clasificarse para la Gran Final, a no ser que siguieran los consejos de Cristiano Malglogio que decía casi a gritos que deberían de votar por él porque era el cantante más atractivo y parece que much@s le hicieron caso.

Después de dos horas y cuarto llegó el momento de las votaciones, pero antes vinieron los intervalos de los magníficos Maneskin que hicieron la mejor música de la noche.

El momento de las votaciones fue de infarto porque mientras algunos países no nos daban muchos puntos o ninguno, algunos «12 points» empezaron a llegar desde United Kingdom, Australia, Ireland, naciones que normalmente no nos da ni un puntito. Y ahí empezó el vértigo: yo llegué a ver a España ganadora en un momento, pero cuando empezó lo del votó del público me desmoroné un poco porque es un sistema de los más obscuro: nunca se sabe realmente quiénes cuentan los votos quiénes no. Sospeché que por la guerra Ucrania iba a llevarse más votos del público (como así pasó finalmente), pero ni se me pasó por la cabeza que el Reino Unido fuera a adelantarnos por muy poco. Después comprendí que UK había repetido hasta la saciedad durante dos meses antes del Eurofestival, que en caso de que ganara Ucrania, ellos estarían dispuestos a celebrarlo en la pérfida Albión y ahí comprendí que estaba todo amañado de la manera más fina, aunque no lo pareciera. Me dio un bajón tremendo porque durante años había defendido que los votos se daban por afinidad idiomática y/o geográfica e histórica, pero por vez primera había visto en directo un montón de irregularidades que no fueron reclamadas por ninguno de los miembros de la EBU (European Broadcasting Union) y eran tan evidentes que no había lugar a dudas. Pero eso merece otro artículo. Éste ya ha sido bastante largo y sólo relata la emoción de haber estado a las puertas de ganar Eurovisión para España después de los lejanos triunfos de Massiel (1968) y Salomé (1969). Algo parecido tardará seguramente mucho en repetirse. ¡Viva Chanel porque con una canción mediocre conseguiste una actuación pluscuamperfecta que conmocionó a toda Europa y todos los teleespectadores del mundo que lo vieron! Ahora se ha sabido que la canción «SloMo» fue compuesta originariamente para Jennifer López y que llegó por casualidad a Chanel que la transformó en algo muy suyo y que con ella ha abierto una brecha en calidad y puesta en escena muy difícil de igualar o superar. ¡Felicidades Chanel a ti y a todo tu cuerpo y equipo coreográfico porque hicisteis una actuación pluscuamperfecta en Turín!


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