De viaje otra vez: Bulgaria

SOF-2015

Tras volver a Alemania desde Moscú el día antes de la celebración de la Поведа rusa (Poveda que en ruso y resto de lenguas eslavas significa «victoria») y que se refería al 70° Aniversario de la Victoria del Ejército Ruso a las tropas nazis y por tanto el final de la 2ª Guerra Mundial y que aprovechó Putin para hacer una megaparada militar a menos de 50 metros del Hotel Monopol en el que hospedé en frente del Kremlin y así evitar las aglomeraciones que tanto detesto, emprendí de nuevo el vuelo.

Atras quedan mi estrés porque casi pierdo el vuelo de vuelta a Alemania, ya que el taxista empleó más de tres horas en hacer su recorrido al aeropuerto moscovita intentando sortear a los miles de moscovistas que salían por todas las autopistas conurbanas para alejarse de los magnos festejos y aprovechar los días festivos que hay en esas fechas en Rusia.

Me llamó la atención que Miguel Poveda, el cantante que ha revolucionado el flamenco en España en los últimos años tenga ascendientes rusos, debido a su apellido. Incluso mis amigos rusos me decían que no podía apellidarse así, que sería una equivocación mía.

Bueno, esta vez me encuentro por segunda vez este año en Bulgaria, país que conozco profundamente ya que he vivido en él y lo he visitado como mínimo unas 50 veces. Cielo radiante en Sofia como mi última visita en abril pasado, pero esta vez sin nieve ni rastro de ella en Vitoscha, la inmensa montaña que rodea la capital búlgara por uno de sus flancos.

Aprovecho y después de pasear por la calle Graf Ignatiev y ver libros en los múltiples puestos callejeros de los Букинисти («Bukinisti», en búlgaro «libreros») y ver diversas versiones en muchos idiomas de las últimas novedades editoriales y hojear algunas curiosidades de libros de Goethe de 1900, decido sacier mi sed y mi hambre en Фреш («Fresh»), que como su nombre indica y haciendo honor al mismo, ofrece maravillosos bocadillos y sándwiches fresquísimos…Me decido por un sándwich de pan integral de sésamo con aguacate, cebolla, tomates y pasta de aceitunas y un zumo de pomelo y kiwi…¡Delicioso!…Recupero fuerzas e intento quedar con un amigo al que hace más de un año que no veo y que es un artista plástico, pero está fuera de la ciudad y quedo por tanto con otro amigo en recogerlo de una peluquería cercana en donde se está cortando el pelo. Cuando me llego a buscarlo, ya está pagando…Perfect timing! y me pregunta qué deseo hacer…Realmente quisiera ir a dormir porque apenas lo he hecho, ya que decidí comprarme el ticket que era una ganga a las 10 de la noche y el avión salía a las 9:10 de la mañana de ayer, así que entré que llegué a mi casa, cancelé todas mis citas de la próximas semana, cené, intenté preparar la maleta (estaba demasiado cansado) y me organicé un poco, ya era la una de la madrugada, así que puse el despertador de mi I-phone que para eso es superpráctico y me levanté a las 5 de la mañana y pude finalmente preparar mi maleta y redactar algunas cartas y ponerlas en el buzón de en frente de mi casa, antes de que viniera un amigo a llevarme al puto aeropuerto de Düsseldorf que queda en el quinto coño de Colonia y en el que hay que ser superpuntual porque el personal del aeropuerto es de lo más desagradable de Alemania y el aeropuerto está pensado con el culo porque es prácticamente imposible aparcar para descargar tu equipaje y es por eso que estaba tan cansado cuando este amigo me dijo en Sofia horas después que a dónde quería ir.

Traté de dormir en el avión un poquito, pero un малко сладко диуица («malko sladko dichitza» en búlgaro «un pequeño y dulcito niñito) berreó casi todo el viaje hasta que me levanté y le dije que era médico y que como no se callara inmediatamente y hasta llegar a Sofia, le iba a poner una inyección enorme y entonces sí que iba a berrear con gusto…Este truco nunca me ha fallado y hasta la abuela me dio las gracias.

Ese era mi estado cuando este amigo me preguntó y además añadió cuando yo le advertí mi cansancio que apenas eran las tres de la tarde y que el sol no se ponía hasta las 9 y media y que iba a ser muy difícil dormir con tanta claridad…Así que decidimos ir a Sasa, un restaurante japonés con terraza delante del SAS Hotel Radisson y mirando a la Catedral de Alexander Nevski, sin duda el monumento más bonito de la capital sofiota.

La curiosidad y la insistencia de mi amigo por ir a este sitio, me convencieron finalmente y debo darles las gracias porque me tomé el mejor sushi de mi vida. Ni en Japón había comido algo tan delicioso y además se me ocurrió convinar una vieja receta de otro amigo cubano que cuando tiene resaca de sueño, pide allá en donde estemos un mojito y un café con leche…Me trajeron uno de los mejores mojitos que me he tomado en mi vida y cuando vino la cuenta no era nada elevada para el sitio con mejores vistas de la ciudad y en la terraza de un hotel de 5 estrellas.

Para vencer finalmente en mi batalla contra el sueño, decidí al terminar y pagar la cuenta, dar un paseo por los alrededores de la catedral que ya tiene tres cúpulas restauradas con pan de oro auténtico y brilla como un sol radiante y aunque ya estaban recogiendo muchos puestos callejeros de los que venden antigüedades, reliquias soviéticas y nazis, iconos y toda clase de souvenirs, me paré en un puesto con unas litografías muy interesantes y después de regatear muy poco con el artista y al mismo tiempo vendedor del mismo, me hice con tres litografías maravillosas por escasos 30 levas («leones» la moneda nacional)…Siempre encuentro cosas interesantes en este rastro que conozco desde los 90.

Esta ciudad es una cenicienta por descubrir, al igual que es el país en sí. A pesar de ser el país más pobre de la Unión Europea ofrece una oferta turística tremendamente buena. La gastronomía es excelente en todos los sentidos y además es un paraíso para los vegetarianos porque ofrece magníficos platos por precios ridículos. Los ingredientes son de lo más frescos y además en mi vida he probado tomates como los búlgaros..saben y huelen a recien sacados de la huerta…Bulgaria es el país del yogur por mucho que los griegos y turcos se atribuyan el honor. No en vano la bacteria que permite la fermentación de la leche se llama científicamente bacillus bulgaricus y hay variedades de oveja, vaca, cabra y búfala que es para mí la mejor variedad. Aquí el yogur no dura eternamente como los danone. Se pone ácido tras una semana de envasado y ya lo hace desagradable al paladar.

Por cierto, el creador de Danone era un judío sefardita que vivía en Salónica y durante las guerras balcánicas de principios del S.XX decidió volver a España y se llevó en secreto la receta del yagur que unos pastores del Norte de Bulgaria le dieron y que era el secreto de su longevidad y en fasquitos de porcelana lo empezó a vender en las farmacias de Barcelona.

Para más información sobre Danone y lo que cuento, ver este enlace de El Mundo:

http://www.elmundo.es/cultura/2015/06/04/556f47b5ca4741754d8b45e4.html

Aquí en Bulgaria muchos platos tienen este ingrediente fundamental de la cocina búlgara que es el Кисело мляко («Kiselo mlako», leche ácida que es el verdadero nombre del yogur) y además otro fundamental es el Сирене («Sírene», que es algo como «coagulado» o «cuajado» que es el queso búlgaro original tipo fetta griego). Los griegos se han aprovechado durante años de estos productos fundamentales de la cocina búlgara, cosa que enfada extremadamente a los búlgaros vendiendo estos productos como griegos. En las ensalada Blancanieves (Cнежанка) de yogur o , en los pimientos rellenos de queso sírene o la ensalada Shopska son delicateces de la cocina búlgara, llenas de frescura y originalidad que nunca me canso de paladear en mis frecuentes visitas a este país, cuna de los Balcanes.

La lengua búlgara antigua es la madre de todas las lenguas eslavas y la más antigua y además dos sabios y santos búlgaros, hermanos, San Metodio y San Cirilo (Свети Mетоди и Кирил) inventaron el alfabeto cirílico (de Cirilo) y aunque muchos creen que es el ruso, esto no es verdad, sino un rumor creado por los rusos en su época más soviética.

Es un país con muchas posibilidades y que recomiendo a quien quiera descubrir algo diferente en Europa. Un país de cultura milenaria. De hecho se acaba de descubrir un yacimiento arqueológico cerca de la ciudad portuaria de Varna, que es el más viejo de Europa y sitúa a sus pobladores en la época de los egipcios, 6.000 años antes de Cristo. En este país está el mito de Morfeo, la antigua Tracia, hay increíbles playas en el Mar Negro y nieve y fantásticas pistas para practicar esquí en Pampórovo y Bórovets a precios muy asequibles. Ninguna capital europea puede ofrecer pistas de esquí a diez minutos en coche del centro de la ciudad. La segunda ciudad del país, Plovdiv es la antigua Filipópolis y está llena de ruinas y anfiteatros griegos y romanos. Y el país está lleno de monasterios ortodoxos como Bachkovo o Rila, cumbre del arte bizantino y Patrimonio de la Humanidad.

Bueno, les dejo y sigo más tarde o mañana la crónica porque hace un día precioso y quiero aprovecharlo para salir de Sofia y encontrarme con la naturaleza a pocos minutos de la misma.

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